sábado, 23 de mayo de 2015

Causas de Insuficiencia respiratoria aguda

Causas de Insuficiencia respiratoria aguda

Dentro de las múltiples causas de insuficiencia respiratoria neonatal desarrollamos a continuación aquellas, que por su frecuencia y/o peculiaridades terapéuticas, consideramos de mayor interés. 


 1. ENFERMEDAD DE MEMBRANA HIALINA (EMH)



La EMH es una de las causas más frecuentes de distrés respiratorio en el neonato y la segunda causa de mortalidad en este periodo, precedida tan sólo por las malformaciones congénitas. Aunque típicamente es una patología del pretérmino, cuya incidencia es inversamente proporcional a la edad gestacional (afecta al 60-80% de los RN nacidos antes de la 28 semanas de gestación), también puede ocurrir en el RN a término

Fisiopatología

La alteración fundamental es un déficit de surfactante a nivel de la interfase aire-líquido en el alvéolo pulmonar, que conduce a un aumento de la tensión superficial, con tendencia al colapso alveolar al final de la espiración, disminución de la capacidad residual funcional y de la compliance pulmonar. Esta situación produce hipoxemia por la aparición de cortocircuitos intrapulmonar derecha-izquierda. El aumento de la permeabilidad capilar por la hipoxemia, junto con la formación de edema por déficit de surfactante, producen en el interior del alvéolo un acumulo de material rico en proteínas, que al organizarse, a las 4-6 horas de vida, recubre de modo homogéneo la superficie alveolar. Las características histopatológicas de este material eosinófilo (membranas hialinas), justifican la denominación inicial de está enfermedad.
La inmadurez de los sistemas enzimáticos que permiten la síntesis de cantidades adecuadas de surfactante en los neumocitos tipo II es la causa mas frecuente de EMH. La síntesis y/o liberación de surfactante puede verse comprometida por la asfixia perinatal, la hipotermia y la diabetes materna; la presencia de meconio o edema en el espacio alveolar puede conducir a una inactivación del surfactante. Todos estos factores pueden agravar el cuadro de EMH si se presenta en un RN prematuro, o explicar las alteraciones fisiopatológicas que se producen en otros procesos de dificultad respiratoria neonatal como infección y síndrome de aspiración de meconio.
Patron Radiologico del SDR:

Signos radiológicos del SDR
Grado I: Patrón reticulogranulado del parénquima pulmonar con mayor número de áreas aireadas (zonas oscuras) que de zonas atelectasicas (zonas claras)
Grado II: Patrón reticulogranulado del parénquima pulmonar con mayor número de áreas atelectasicas (zonas claras) que zonas aireadas (zonas oscuras)
Grado III: Igual que el grado II pero con broncogramas aéreos prominentes
Grado IV: Perdida casi completa de los limites cardiacos debido a una atelectasia intensa difusa  

Cuadro clínico
El distrés respiratorio es de comienzo inmediato al nacimiento, aumentando de intensidad hasta las 48-60 horas de vida. La gravedad es mayor a menor edad gestacional, o cuando se asocian factores tales como asfixia, hipotermia o acidosis. Los síntomas comienzan a mejorar hacia el 5º-7º día, si no se presentan complicaciones.
La polipnea, una alta puntuación en el test de Silverman y la cianosis son los signos clínicos más frecuentes. La auscultación muestra hipoventilación simétrica bilateral acusada. La afectación del estado general es importante, con hipoactividad y escasa respuesta a estímulos. Con frecuencia también hay alteraciones hemodinámicas como relleno capilar lento e hipotensión arterial.
El pH y gases sanguíneos muestran hipoxemia, con cifras de PaO2 <50-60 mm Hg ya en etapas iniciales; la hipercapnia es algo más tardía, salvo en los casos muy severos. Suele existir también acidosis metabólica, secundaria a la hipoxemia e hipovolemia.
La radiografía de tórax muestra un volumen pulmonar disminuido, con caja torácica
campaniforme, patrón reticulogranular difuso y homogéneo y broncograma aéreo que sobrepasa la silueta cardiaca. En los casos mas graves el pulmón está totalmente opacificado y apenas es distinguible de la silueta cardiaca.
Como datos de laboratorio específicos de EMH destaca la determinación del perfil pulmonar: El cociente lecitina/esfingomielina < 2 y la ausencia de fosfatidil-glicerol (PG) en aspirado faríngeo o traqueal obtenidos en las primeras horas de vida, son signos de inmadurez pulmonar.

Profilaxis
Como la EMH está asociada a la prematuridad, las medidas encaminadas a evitar el nacimiento de un RN prematuro, serán efectivas para prevenir la EMH. La administración prenatal de corticoides a la madre (betametasona o dexametasona) entre 24 horas y siete días antes del parto, acelera la maduración de los mecanismos de síntesis de surfactante, reduciendo la incidencia y gravedad de la EMH; también han demostrado efecto beneficioso por favorecer el cierre del ductus en el RN inmaduro. Su uso debe ser evaluado en todos los partos que se desencadenen antes de las 34 semanas de edad gestacional, añadiendo tocolíticos para inhibir durante ese periodo las contracciones uterinas.
Otras medidas profilácticas muy importantes son evitar la hipoxia, acidosis e hipotermia, durante e inmediatamente después del parto, ya que todos estos factores interfieren negativamente en la síntesis y liberación del surfactante.
Tratamiento
Además de las medidas generales a tomar en todo RN con patología severa y el tratamiento de la insuficiencia respiratoria con oxigenoterapia, presión de distensión continua y ventilación asistida, no cabe duda desde la década de los 80, que la administración de surfactante exógeno por vía intratraqueal, es una medida eficaz que ha conseguido reducir la mortalidad y complicaciones del RN con EMH,  como ha quedado demostrado en numerosos estudios multicéntricos.
Aunque el surfactante realiza diferentes funciones, como la protección del epitelio alveolar, la defensa de la infección y una función antiedema, la más importante sigue siendo la disminución de la tensión superficial durante la espiración, haciendo que sea próxima a cero en cada uno de los alvéolos, permitiendo una mayor estabilidad alveolar y el establecimiento de una capacidad residual funcional.
Los fosfolípidos constituyen el 80.7% de la molécula de surfactante. De ellos la lecitina (dipalmitoil-fosfatidil-colina), es el más abundante y el más eficaz para disminuir la tensión superficial. Otros fosfolípidos (fosfatidil glicerol, fosfatidil inositol, fosfatidil etanolamina y esfingomielina) y proteínas (entre ellas la PS-A, PS-B, PS-C), contribuyen a proporcionar a la molécula de surfactante las características físicas adecuadas, que la hacen estable y permiten pasar de la subfase a la interfase alveolar durante los ciclos respiratorios.
 En base a su origen y composición, existen diferentes clases de surfactante exógeno disponibles:
Humano: Extraído de líquido amniótico de cesáreas programadas, es el más eficaz y el que sirve de patrón de referencia. Dada su escasa disponibilidad, su uso es muy limitado.
Natural modificado: De origen animal (bovino o porcino), se le añade dipalmitoil-fosfatidil-colina y fosfatidil-glicerol. Tiene proteínas de origen animal (SP-B y C pero no SP-A), y hay varios preparados disponibles actualmente en el mercado.
Sintéticos: Son mezclas de fosfolípidos con agentes dispersantes y antiagregantes, para facilitar la dispersión por el espacio alveolar: Están exentos de proteínas.
Los surfactantes empleados en clínica en el momento actual son los de origen animal y los sintéticos, no habiéndose demostrado diferencias significativas en cuanto al resultado final en el tratamiento de la EMH, si bien con los de origen animal se observa una mejoría más rápida de la función pulmonar y de la oxigenación.
La administración es siempre a través de tubo endotraqueal a la dosis de 60-100 mg/kg. de peso. Dado que la administración en forma de bolos y posterior ventilación con bolsa puede asociarse a aumentos y descensos importantes en la velocidad de flujo cerebral y supone un mayor riesgo de hemorragia intracraneal,  la pauta de actuación y el material recomendable serían:
- Tubos de doble luz, que permiten la instilación de surfactante natural modificado a 1 cm de la carina sin necesidad de desconectar al RN del respirador. La dosis total se reparte en dos alícuotas iguales, que se instilan de manera rápida, con el RN en decúbito supino, rotando la cabeza 45º a uno y otro lado, para distribuirlo en ambos pulmones.
- Adaptadores de tubo endotraqueal Portex con orificio lateral (conector luer), que permiten la administración de surfactante sintético sin desconectar el respirador y, en este caso, sin necesidad de mover la cabeza.
Antes de administrar surfactante se debe comprobar la correcta posición del tubo endotraqueal, aspirar secreciones, extraer sangre arterial para pH y gases, anotar parámetros del respirador, presión arterial, frecuencia cardiaca y temperatura corporal. Si el RN precisa FiO2 mayores de 0.4 y/o presenta valores de PaO2 bajos, se recomienda subir en 2 cm de H2O el pico de presión inspiratoria y la FiO2 al 100% previo a la administración de surfactante.
Durante la administración de surfactante se debe vigilar estrechamente al paciente para detectar la presencia de descensos de PO2, bradicardia/taquicardia, bajadas de saturación, aumentos de la pCO2, el reflujo de surfactante por tubo endotraqueal, arcadas etc. Si el paciente ha mostrado estabilidad gasométrica y de signos vitales durante todo el proceso, se debe volver a colocar la FiO2 y PIP a los valores iniciales. Si por el contrario, si durante la administración de surfactante o con posterioridad hay alteraciones gasométricas, cambios hemodinámicos, hay que descartar la obstrucción del tubo endotraqueal, o bien la intubación selectiva de un bronquio principal, neumotórax o atrapamiento aéreo.
La tendencia actual es la administración muy precoz y terapéutica, no profiláctica, del surfactante, preferiblemente en las primeras dos horas de vida. Previo a su administración es importante estabilizar al RN, sobre todo normalizar la tensión arterial, ya que los pacientes hipotensos frecuentemente empeoran tras la administración de surfactante. Si no es presumible hipovolemia (placenta previa sangrante, prolapso o circular de cordón), es preferible iniciar el tratamiento de la hipotensión arterial con dopamina/dobutamina y prescindir o retrasar los expansores de la volemia, como la seroalbúmina, debido al riesgo potencial de edema pulmonar, con empeoramiento de la función pulmonar e inactivación del surfactante.
También en esos primeros momentos es importante lograr elevar el pH por encima de 7.25. Si hay acidosis metabólica, administrar 1-2 mEq/Kg de bicarbonato sódico 1M (diluido al medio). Los valores de pCO2 se mantendrán entre 40-50 mmHg.
Cuanto más precozmente se administre el surfactante a estos RN, más rápida será la mejoría en la función pulmonar y menor la necesidad de oxigeno y ventilación mecánica disminuyendo así los riesgo de peroxidación y barotrauma.
No todos los RN con EMH responden satisfactoriamente a la terapia con surfactante. 26 Así, muchos neonatos a los que se le administra una primera dosis muestran una pobre respuesta, sin mejoría en los parámetros que indican la grave insuficiencia respiratoria. Otro grupo, con una buena respuesta inicial, tienen una recaída, presentando un claro empeoramiento en los parámetros de intercambio gaseoso que hacen necesaria la subida de la asistencia respiratoria. La identificación de estos RN es importante, al objeto de encontrar una estrategia terapéutica con la que obtener mejores resultados, ya que si bien, la administración de surfactante es una medida terapéutica muy importante, no es la única. Muchos de estos pacientes presentan con frecuencia otras alteraciones añadidas a la deficiencia de surfactante (edema, deficiente perfusión pulmonar por hipovolemia, shock cardiogénico o hipertensión pulmonar, hipoplasia pulmonar, infección sobreañadida), que deben ser tenidas en cuenta, y que explican muchas veces esta escasa o nula respuesta a la administración de surfactante.
Aunque no exista patología asociada, el paciente con distrés respiratorio menor de 27 semanas, varón, en ventilación mecánica, con asfixia perinatal, hipotensión e hipotermia, presenta un riesgo considerable a mostrar una pobre respuesta al surfactante, sobre todo si a la madre no se le han administrado corticoides antenatales.
En los pacientes con respuesta adecuada a la administración de la primera dosis de surfactante (mejoría clínica y gasométrica), se iniciaran bajadas lentas y progresivas de la FiO2 y posteriormente de PIP, PEEP y/o frecuencia respiratoria. Un descenso excesivamente rápido de PIP y PEEP se ha asociado con una menor duración de la respuesta adecuada y con la aparición de recaídas y empeoramientos. Es posible que esto sea debido a la aparición de edema pulmonar, a veces hemorrágico, coincidiendo en ocasiones con la apertura del ductus.
En los pacientes con respuesta adecuada solo se utilizará una dosis de surfactante. En los pacientes con respuesta inadecuada, que sigan precisando mucha asistencia respiratoria y/o FiO2 alta, y , se plantea administrar una segunda dosis de surfactante en un intervalo corto de tiempo (2 horas) en vez de más tardíamente (6-12 horas), con objeto de evitar que factores como edema pulmonar, que han podido ser responsables, al menos en parte, de la mala respuesta inicial, puedan condicionar una respuesta poco exitosa a esta segunda dosis, administrada varias horas después de la primera. Es importante descartar en estos pacientes causas añadidas a la deficiencia de surfactante y actuar sobre ellas.
El tercer grupo de pacientes lo forman los que, habiendo tenido una respuesta inicial buena, sufren una recaída a partir de las 48 horas, precisando subida de los parámetros de ventilación mecánica y de la FiO2. En estos casos hay que sospechar que hayan surgido complicaciones, tales como infección, aire extraalveolar o apertura del ductus arterioso, situaciones que el clínico debe tratar y prevenir, administrando antibióticos desde el nacimiento e intentando minimizar la ruptura alveolar. La existencia de un shunt ductal en los RN menores de 1250 gr alcanza porcentajes del 80-100%; En estos pacientes está indicada la administración precoz de indometacina para conseguir su cierre farmacológico, sin embargo, su administración profiláctica en las primeras horas de vida, objeto de diversos estudios, no ha mostrado resultados concluyentes.

En resumen, puesto que existe todavía un grupo de RN con EMH en los que no se obtiene una respuesta favorable al surfactante, es necesario buscar indicadores precisos para identificarlos y poder interrumpir o atenuar, lo más rápidamente posible, todos los factores que en el periodo postnatal puedan contribuir a hacer menos eficaz la respuesta a la administración de surfactante. 

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